martes, 1 de noviembre de 2011

La atención a la diversidad como eje vertebrador de la Educación Secundaria (28/10/11)

Continuamente, se habla de la individualización en la enseñanza como una de las metas que se marcan en la educación escolar, siendo uno de los factores fundamentales que proporcionan calidad educativa. Pero, se suele dejar de lado el proceso que se debe seguir hasta llegar a dicha meta.  La calidad del proceso de enseñanza y aprendizaje depende fundamentalmente de la capacidad de ajustar la intervención del docente a las variadas necesidades educativas de los alumnos y de las alumnas.

Centrándonos en la concepción constructivista, entendemos al alumno como un sujeto activo que construye su propio conocimiento, ofreciendo con ello un marco teórico que permite interpretar los procesos interactivos que constituyen la actividad del profesor y del alumno desde una determinada perspectiva de la función de las instituciones escolares. Por ello, desde esta perspectiva, colaborar al desarrollo y a la socialización de los alumnos, ofrecer una educación de calidad, supone lograr el máximo ajuste entre las estrategias educativas y el modo peculiar de aprender de cada uno de los alumnos, y proporcionar así una verdadera individualización. Consideramos pues, la enseñanza adaptativa como la necesaria respuesta a la diversidad del alumnado.

Uno de los rasgos que más caracterizan la visión del constructivista es que el alumno comienza a construir nuevos conocimientos durante el proceso de aprendizaje a partir de lo que sabe, de sus esquemas previos. La construcción de aprendizajes significativos depende de tres requisitos fundamentales. Por un lado, la significatividad de la lógica, es fundamental respetar en todo momento la lógica del alumno y su motivación ya que exigen consideraciones de carácter más individual. A su vez, los estilos de aprendizaje son variables también de carácter individual que influyen en el aprendizaje y es preciso que el docente conozca para poder ajustar a ellas su intervención. Por último, la motivación de los alumnos y la capacidad para dar sentido a las tareas escolares responde asimismo a esquemas distintos.

Enseñar y aprender no son dos actividades independientes, sino que constituyen un todo inseparable cuyo resultado es la interactividad profesor-alumno junto con el contenido del objeto de aprendizaje. Desde este punto de vista, el profesor juega un papel tan activo como el del alumno. Para que este proceso enseñanza-aprendizaje se desarrolle de manera óptima es necesario y muy importante que el docente, como sujeto activo dentro del proceso, programe cómo va a llevarse a cabo la actividad del aula; pero, en el momento en que esta planificación se convierte en acción, el reajuste se hace imprescindible.

La construcción constructivista del proceso de enseñanza y aprendizaje pone de manifiesto cómo la diversidad es el ingrediente básico de la educación. La enseñanza adaptativa no es pues un tipo de procedimiento educativo excepcional sino la manera correcta de planificar y desarrollar la educación escolar. El aprendizajes es individualizado y la diversidad de los alumnos debe vivirse, por tanto, como algo connatural y no como un problema que ser posible hay que intentar evitar.

Hay que tener en cuenta que en cualquier etapa una enseñanza de calidad exige ajustar la intervención pedagógica a los alumnos, siendo el caso de la Educación Secundaria la que necesita un mayor ajuste debido a que los alumnos, durante la misma, están continuamente diferenciándose por la competencia diferente que demuestran en determinadas capacidades y por el desarrollo de intereses y de motivaciones personales. La diversidad de los adolescentes se manifiesta en que adquieren el desarrollo y aprendizaje en grados diferentes que concretan en líneas de actuación y de competencia académica y profesional también diferentes. Todo ello configura un abanico diverso de capacidades, intereses y motivaciones de los alumnos de la etapa.

Es importante diferenciar los intereses de las motivaciones. Por un lado, los intereses se refieren a las preferencias relacionadas con los itinerarios académicos y profesionales; mientras que, las motivaciones aluden a las afinidades personales. En ocasiones los intereses y las motivaciones coinciden y ello facilita el aprendizaje, pero es importante organizar la respuesta educativa de manera que se atienda a estos dos ámbitos de diversidad. Hay que tener en cuenta que tanto las capacidades, los intereses y las motivaciones son elementos modificables en los que la intervención educativa tiene gran influencia.

Por lo tanto, nuestra intervención como docentes puede mejorar las estrategias de aprendizaje de los alumnos y su motivación e interés por el conocimiento. Concebir la diversidad de los alumnos como una realidad sobre la que se puede incidir influye en las expectativas de los profesores, ayuda a dar sentido al esfuerzo que supone poner en marcha las medidas de atención a la diversidad a las que nos referimos.

En Educación Secundaria nos podeos encontrar con muchos alumnos que están desmotivados, no les interesan las clases y molestan continuamente en clase. Pero, ¿De quién es la culpa de que esa pérdida de interés?
La respuesta fácil sería decir que es el alumno el que no quiere estar en el aula y por ello molesta continuamente y no muestra ningún tipo de interés. Sin embargo, nosotros como docentes debemos ser conscientes de que en muchos casos hay temas que no acaban de gustar a los alumnos, pero nuestra labor es conseguir motivarles y hacerles la labor de aprendizaje más amena de lo que están acostumbrados.

En muchos casos, como podemos ver en las viñetas, son los profesores mismos quienes se encargan de desanimar a los alumnos, desmotivarles e, incluso, hacer que no les guste un determinado tema. Los alumnos muestran esa actitud de desinterés en las aulas porque realmente lo que les están contando los profesores no les interesa y se aburren. Como hemos visto, esta actitud se hace más visible en la Educación Secundaria, por ello nosotros debemos conocer a cada alumno, sus características, intereses, dificultades…

En ocasiones, desarrollar una propuesta educativa de atención a las necesidades educativas de los alumnos es una tarea que comporta la toma de decisiones a diferentes niveles educativos. Ésta supone unas estructuras y formas organizativas y curriculares. Además, los agentes implicados en ella son muy diversos.

Primeramente, al hablar de niveles de concreción del currículum como mecanismo de adaptación, es necesario hacer referencia a  que las intenciones educativas recogidas de manera explícita en el currículum, señalan aquellas capacidades y saberes culturales que se consideran necesarios para que los alumnos puedan desenvolverse en la sociedad como ciudadanos con plenos derechos y deberes. De esta manera se produce una gran contradicción, ya que el currículum hace una propuesta común para alumnos que son “diversos”.

Esto se ve en parte justificado por varios motivos. En primer lugar, trata de asegurar la igualdad de oportunidades de todos los alumnos a aprender aquellos conocimientos que una determinada sociedad considera imprescindibles, haciéndoles  por ello obligatorios. Y, por otra parte, trata de garantizar un nivel de homologabilidad del sistema educativo que permita cambiar de centro fácilmente.
Por supuesto, estos argumentos son razonables. Sin embargo, también es razonable, como medio para tender la diversidad, que los centros puedan adaptar sus enseñanzas a las peculiares del entorno socioeconómico en el que se encuentran y a las características específicas de cada alumno.

El objetivo principal de estos niveles de concreción es que actúen como grados de adaptación mediante los cuales las decisiones de la administración comunes para todos los alumnos vayan completándose y ajustándose a las necesidades específicas de cada realidad educativa.

Por último, para que el proceso de adaptación se cumpla verdaderamente, debe tener en cuenta los siguientes requisitos. Por un lado, hay que entender que la adaptación del currículum supone la interpretación de todo aquello ya establecido. A su vez, hay que tener en cuenta la capacidad de traducir las características diferenciales del entorno socioeconómico del centro y de los alumnos en términos de necesidades educativas. Y, por último, es necesario que estas decisiones de concreción y adaptación del currículum se realicen de manera coherente entre los miembros del equipo docente.

Por último hay que tener en cuenta la estructura de la etapa como búsqueda del equilibrio entre comprensividad y diversidad; así como la responsabilidad del centro en la concreción de medidas de atención a la diversidad.

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